La Reina del Pop cantó en Israel, como parte de la final de Eurovision, con una performance que dio que hablar.

Mucho se había especulado sobre su aparición en la edición número 63 de Eurovisión. Los rumores persistieron hasta último momento. Entre ellos circulaba que la cantante interpretaría dos canciones, un clásico de su catálogo y otra nueva canción.

Finalmente así sucedió, Madonna cantó su atemporal «Like A Prayer» y luego «Future«, uno de los sencillos lazados hasta ahora de su nuevo trabajo—Madame X—, en compañía del rapero Quavo.

En la presentación más esperada de la noche, Madonna relució sus fabulosos looks al que nos tiene acostumbrado en cada presentación, en este caso similar a la ya vertida en la Met Gala del año pasado. Vestida como un monje templario apareció camuflada hasta deshacerse de su capucha y comenzar entonando los primeros versos de LAP, con su parche —ya un distintivo de este nuevo alter ego conforme su nuevo disco—. Muchos no estuvieron conforme con la manera en la que cantó su clásico, notándosela fuera de tono, pero hizo todo lo posible para llevarla hasta el final. Por su parte, la puesta en escena estuvo impecable, como cada vez que participa en eventos de esta envergadura.

Le siguió un interludio que consistió en una Madonna hablando sobre una música de Tchaikovsky arreglada electrónicamente. Ahora sabemos que este segmento conformará parte de su esperado «Dark Ballet«, canción a lanzarse en su próximo disco.

Luego «Future» comienza a sonar, su nuevo sencillo promocional cargado de mensaje político. En él coquetea con el reggae, con la participación del integrante del grupo de trap Migos.

Desde que aparecieron los rumores de la canta autora en Eurovisión, mucha agua corrió bajo el puente. Debido a que el concurso iba a realizarse en Tel Aviv, Israel, y el conflicto que este país con lleva junto al Estado Palestino. Madonna fue consultada por esto, luego de confirmada su presencia, y dijo: «Mi corazón se rompe cada vez que escucho sobre la vida de inocentes que son perdidas en esta región y la violencia que es constantemente perpetuada para encajar en los objetivos políticos de gente que se beneficia de este conflicto añejo.» Al mismo tiempo que aseveró: «Nunca dejaré de tocar música para encajar en la agenda política de alguien como así tampoco dejaré de hablar sobre las violaciones a los derechos humanos donde sea la parte del mundo que ocurran.«

Las restricciones eran totales. No podía hacerse ni una mínima mención al respecto durante el show. Pero Madonna, fiel a su estilo, no iba a quedarse de brazos cruzados.

Durante el interludio hasta el final de la actuación, una bailarina con una bandera palestina cosida en su espalda apareció en escena. Para el final de «Future» otro bailarín con la bandera de Israel se encontraba en escena y ambos subieron juntos unas escalinatas antes de separarse. Todo esto en el marco de un show que atrae a una audiencia de alrededor de 200 millones de personas por año. Quizá, la audiencia más populosa para la que alguna vez la estrella se haya presentado.

La UER (Unión Europea de Radiodifusión) emitió un comunicado en el que explicó: «En la emisión en vivo de la final de Eurovisión, dos de los bailarines de Madonna juntaron las banderas de Israel y Palestina en sus espaldas. Este elemento no estuvo presente en los ensayos que se hicieron previamente con la UER y la emisora KAN. El concurso Eurovisión no es un evento político y Madonna estaba al tanto de esto.«

La bailarina que llevó la bandera escribió en su Instagram que fue monitoreada y posteriormente interrogada por dos horas luego de la presentación. A su vez agradeció a Madonna por brindar este mensaje de paz.

Mirá la presentación acá: